miércoles, 13 de noviembre de 2013
Viciado.-
Hipocampos han nadado en los mares de ilusiones y las libélulas con sus cantares han surcado por vientos de la costa. Todo ha sido ameno, todo está sereno, hasta que llega la tormenta.
Nada es claro. Todo opaco. Se destiñen las miradas y aquí ha pasado todo, las emociones reprimidas y las risas compartidas no se minimizan con el peso de la conciencia, flotan con el poder de la inocencia y la ilusión. Se destiñen las miradas y aquí no ha pasado nada.
Cuando caes en el vicio de la torpeza y los errores, los caminos ya no dan serenidad. Cuando algo se vicia, se trizan las paredes del refugio y el sol ya no es el mismo. Ilumina tus caminos, pero ya no da calor, todo es difuso, confuso.
Vuelan promesas sin sentido, vuelan proyecciones sin sonido. Tratamos de esconder las manchas bajo la alfombra, pero la ventisca esparce la suciedad por el hogar y cubre nuestros cuerpos. ¡Nos hemos contaminado!.
Los ruidos se tornan perturbadores, las ilusiones son mosaicos y el futuro se trunca porque es ambiguo.
Cuando algo se vicia, es mejor no seguir.
{P.A}
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