domingo, 30 de diciembre de 2012

Ya no confío.-

Ya no confío ni en mi sombra, no confío en la gente, ni en los que conforman la ronda del cariño. ¿Por qué siempre algo sucede que te inquieta el corazón? No confío ni en el más cercano ni en el más lejano, menos en judas, ay menos en el cinismo, ese que tú sabes y repudio. Ay del alma intranquila, ajeno a la serenidad. No confió en tu reflejo ni en los espejos, menos en sus falsas palabras que hablaban de amistad, amistad condicionada, amistad lejana, amistad de holograma, de seda quemada. Más miserable que contar historias de infierno y de cielo, es contar que no creo ni en mis pensamientos, tan confusos, tan difusos, tan ilusos, tan utópicos. Tan pobre, tan penosa, tan incomprendida. Ya no confío en las risas falsas, creo que solo valoro las risas verdaderas en los momentos precisos, para lo demás, mejor ver un poco de televisión y engañarte sola, con lo superfluo. Me arrepiento de palabras sinceras, de secretos mal confiados. La falsedad come corazones y el cinismo genera temores y engaña almas ilusas llenas de bondad. Pues cómanse sus falsas palabras y no me importa si desconfío del viento, del cielo. Todo vale antes del sufrimiento. Pues tráguense su superficialidad, mira que la moda no abre caminos y el tabaco no crea amigos, el alcohol no soluciona problemas y ustedes con falsas risas tienen un pasaje ganado a la esquina.- {P.A}

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