miércoles, 19 de septiembre de 2012

Mariposa voladora.-

La mariposa se cuestiona si todo anda bien y la respuesta no es precisamente la que la ingenua esperaba. ¿De qué sirven sus colores si ha perdido el sabor de la vida, de lo seguro, de su tesoro, de su refugio? La voladora se pregunta si hay desino y si lo hay por qué el desafío, la colorida es alegre pero no construye ni vida ni futuro como las hormigas, ella solo vuela, es débil. ¿Cómo detiene el aleteo? ¿Cómo recupera su color? ¿Cómo construye su destino? Porque el traicionero no aparece, no está estático frente a sus ojos, la débil tiene que comenzar a trabajar, a golpes, volando bajo y alto, alto y bajo, hasta neutralizarse y volar en estabilidad, serenidad. Lo que pasa es que a la voladora le cuesta comprender que no hayan recetas, de papel, de letras, de sonidos, de andanzas de danzares, de sones y caricias. El problema, es que hace mucho tiempo que la mariposa no entiende su vuelo y cuando intenta curar sus alas heridas y las heridas al viento, vuelve a flaquear y a volar ambigua y cae sobre una flor y ahí permanece, serena y alterada, resignada y confusa, ilusa.- {P.A}

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