domingo, 4 de agosto de 2013
Difuso.-
El camino se tornó difuso, lo oscuro se tornó más oscuro y el sepia perdió cualquier matiz. Los murmullos engrandecieron y se volvieron más molestos que los mosquitos.
Quiso enfrentarlo, quiso abordarlo, superarlo y sanarse, pero solo logró bloquear lo difuso y evadir, volviéndose cobarde, escondiendo la mirada como un avestruz, volviéndose cobarde como un caracol, escondiéndose en su caparazón por temor.
Para cumplir logros hay que mirar donde pisas y los refugios no son eternos, la espada se quebrantó y el escudó se trisó, quedando vulnerable, como una hormiga vulnerable.
En soledad, sin brillo en la mirada, sin luz sobre la nuca, sin herramientas para enfrentar lo difuso y sin voluntad para resistir la tormenta, pues volvió a lo estable, confiando en el recuerdo de un resplandor, ¡inocente!
La bonanza no es eterna y sólo los sueños son perennes. Los guiones no sirven para la vida, no se aplican, no existen, pero si los espejismos y las falsas ilusiones.
Si la ayuda no parte por ti, te estancas.
Los agujeros se tapan con tierra en algún momento, los rastrillos extraen las hojas secas y con rocas o sin ellas, el agua del río sigue su curso.
Ahora comprendía el curso del universo. Pues ella se secó las lágrimas, dio la media vuelta y caminó sin voltear. –
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