
Algo angustia, algo agobia, algo que no comprendes ni entiendes, pero no importa, ten calma amiga mía y déjalo pasar.
El vacío ya no es solo utopía, es más que un lugar y menos que un agujero negro, pero domina tus pensamientos y sentimientos, tu sonrisa y tu tristeza. Pero no temas amiga mía, déjalo pasar.
Melodía nostálgica, voz maldita que susurra al oído, voz eterna que produce paz. Todo es contraproducente y revolotea la angustia, la brújula se descompone y quedas a la deriva.
Noche, día, pajarillos, crear, cantar, soñar, nada consuela, nada te llena, nada te estabiliza, sólo las letras, letras que calan en lo más profundo de tu cuerpo, pero las pobres siguen su rumbo solas, a la deriva, en tu vacío, en la oscuridad, en el sinsentido.
Hay tardes alegres, hay noches serenas. No culpo al tiempo, sí a la conciencia, a las malas intenciones, a las contradicciones y a los temores, ¡ay! Como culpo a la noche, de sobremanera, engendro de inseguridades, engendro de la maldad y el desconsuelo, engendro de reflejos tenues y palabras desmedidas, sin raso ciño, pasos en reversa, pasos en silencio, pasos de fuego, que atormentan, que hunden tus costillas y calan donde se debe. Pero las palabras se enmudecen, y ya sabes, déjalo pasar.
Y sigue la angustia, el temor, el clamor. Pero todo es horizontal, quietud, sigue la quietud, pues es la única llave del progreso, de pasos progresistas y estabilidad, entre marcos.
Déjalo pasar, déjalo volar, no te ahogues en el tranque, no vueles sin alas, no corras sin seguro, tan sólo deja la vida pasar, deja a los caminos andar y fluye. Fluye sin pensar, sin planear, sigue como vas, sigue como estás y enfrenta la muralla cuando niegue la totalidad de tus pasos.-
{P.A}