martes, 5 de febrero de 2013
Reacciona.-
¿Qué pasa? ¿Qué pasa?, ¿y preguntas que pasa?. Nada importante, solo pasa que de pronto no me gusta como soy, como he sido. Extraño estrellas del firmamento, extraño escenas de algunos episodios, de épocas, pero todo es disperso y ambiguo, nada contiguo. Pasa que hay descontento, desilusión, arrepentimientos, cada oración un arrepentimiento.
Huellas mal dadas, canciones mal cantadas, retratos mal trazados, figuras mal diseñadas.
Y lo lamento, prometo que lo lamento.
Y mira, mira mira como ahuyento, mira, mira como corro en santiamenes y vuelvo y corro y paso la vida en una carrera.
Me protejo, pero me balean, me cubro pero me encuentran, me alejo pero todo está más cerca y lejos a la vez.
Vuelo y caigo, salto y tropiezo, me siento y tiembla.
Estoy perdida, en ruinas perdidas, estoy perdida, en construcciones futuras.
¿Por qué todo es gris? Les dije que me gustan los colores. Me piso la cola, me tupo con el viento me cubre mi pelo y nada veo, nada veo.
Aléjate, acércate y sigue un camino, el mismo camino, ese de felicidad, de ternura, ese que apartas y aparto; tráelo, persíguelo, ese camino es tu presente, tu futuro, futuro risueño, caluroso, cariñoso, ¡Reacciona!
{P.A}
Escupitajos sin sentido.-
Y de pronto las cosas se nublan y los pensamientos revolotean como libélulas en un jardín de verano y de pronto ni un cigarro bajo las estrellas, en una noche hermosamente solitaria te dan ese respiro que necesita para aclarar la nubosidad.
Es extraño porque no sabes que pensar, que decir, que soñar, que reflexionar en soldad, sobre todo en la noche, aquella eterna, solitaria y burlesca, eterna, eterna en un segundo, eterna en un suspiro.
Más extraño aquel impulso que se hallaba suprimido por meses, por épocas lejanas y ahora fluye, desvergonzado fluye, sin quererlo.
¿No entiendes? ¡Ja!, quien lo entiende si todo está oculto en un cofre, oculto en un jardín, oculto en paredes de estrellas, luminosas, engañadora mente luminosas.
Ingenua tú, ingenuo pensar, ingenuo pesar. No sabes si reclamar lo que nunca fue tuyo, egoístamente reclamar y expresar lo que fluye entre pulsos y escenas enmudecidas. O no sabes si callar, rendida ante las injusticias y tu sombra y callar y asumir y rendirte ante los pies de lo confuso. Lo confuso de épocas lejanas, lo confuso de sentimientos intensos que ahora cuestionas, pero no debes hacerlo. Cayendo en la injusticia, cayendo en lo confuso, cayendo en lo inmerso y cuestionando cantares de pájaros sinceros y conversas espontaneas de una noche, de dos noches, de toda una extensa compañía, fluida, sencilla.
Y ahora todo se torna un lapsus de escupitajos sin sentido, sin permiso, sin destino. Y nadie entiende, nadie comprende, ¿y qué importa? Por lo menos este es un sinfín de paz.
{P.A}
Suscribirse a:
Entradas (Atom)